viernes, 16 de diciembre de 2011

PARA PADRES: ORIENTACIONES HABILIDADES SOCIALES EN INFANTIL

Qué podemos hacer los padres y madres para ayudar al niño
> Ofrecer un modelo adecuado. Cuando los padres tienen hábitos de convivencia social, ofrecen manifestaciones de cortesía, de respeto,

comprensión, cooperación y solidaridad para con las personas con quienes conviven, constituyen verdaderos ejemplos, siendo muy provechoso, pues el niño se comporta tal como ve actuar a los demás.

ƒ Empezar dándole manifestaciones de afecto al niño: darle un beso cuando despierta, preguntarle cómo le va en el juego, o si le gusto el paseo que habéis dado,…

ƒ Utilizar expresiones adecuadas y amables con los niños, tales como: “hazme el favor”, “muchas gracias”, “si fueras tan amable”, etc., que facilitan la armonía familiar y lo educan en la gentileza y cortesía. La cortesía y, en general, los hábitos sociales, deben practicarse en todas partes, en todas las actividades en las que participe el niño.

ƒ Enseñarle a cuidar sus cosas y respetar las ajenas. Debe cuidar las pertenencias de sus hermanas, y en caso de necesitarlas, pedirlas, teniendo especial cuidado de no dañarlas y dar las gracias al devolvérselas.

> Modelado. El niño aprende una conducta determinada por observación de la conducta de su padre o su madre y de las consecuencias que se derivan de la misma, es decir, cualquier comportamiento que se pueda adquirir o modificar por medio de una experiencia directa es, en principio, susceptible de aprenderse o modificarse por la observación de la conducta de los demás y de las consecuencias que se derivan.

ƒ Enseñarle a observar la conducta que realice su padre o su madre y luego que él imite lo que hayáis hecho. Con esto conseguimos que adquiera nuevas conductas o fortalecer las que aún no tiene consolidadas o debilitar aquellas que queremos eliminar. Respecto a éstas el niño constata la carencia de consecuencias positivas o la contingencia de consecuencias negativas tras la realización de la conducta por parte del modelo.

> Valorar los aspectos positivos. Frecuentemente utilizamos la recriminación para corregir los excesos o déficit en habilidades sociales. Ej: ¡Eres muy malo!, ¡Pareces tonto, no sabes defenderte!,… Para que el niño consiga un comportamiento social adecuado, los adultos debemos cambiar esta actitud negativa por otra más positiva.

ƒ Valorar otras conductas alternativas que el niño realiza y que frecuentemente pasan desapercibidas.

ƒ Mantener una actitud positiva ante cualquier logro, por mínimo que parezca.

ƒ Permitir que el niño realice algunas conductas, aunque inicialmente no lo haga del todo bien.

> Proporcionarle ocasiones de habilidades sociales. Cuando ofrecemos al niño experiencias variadas que le posibiliten relacionarse en distintas situaciones sociales, estamos favoreciendo el ejercicio de habilidades sociales y su desarrollo.

ƒ Enseñarle el comportamiento que debe adoptar en los lugares públicos, como pueden ser: cafeterías, restaurantes, cines, iglesias, celebración de conmemoraciones, etc.

ƒ Enseñarle a cuidar la naturaleza, los animales y las plantas; a mantener limpios los lugares que se frecuentan o simplemente se transita por ellos: calles, parques, áreas verdes en general.

NORMAS Y LÍMITES


SIN MIEDO A LOS LÍMITES

o   No hay que tener miedo a los límites, son beneficiosos.
o   Una educación sin límites no se puede concebir y lo que es peor no funciona.
o   Los límites son una referencia, ayudan al niño a tener claro que puede y que no puede hacer.
o   En cada casa debe haber unos límites, el niño ha de conocerlos y saber las consecuencias de cumplirlos o incumplirlos.
o   Los límites consensuados permiten la misma reacción de los padres ante similares situaciones y comportamientos y evitan desprestigiar la autoridad de la pareja delante del niño.
o   Unos límites muy flexibles que cambien según el estado de ánimo de los padres, provocarán inseguridad en el niño.
o   Los límites no funcionan cuando no se transmiten de forma clara, son contradictorios (el padre dice uno cosa y la madre otra), no hay consecuencias (positivas o negativas) o se pide al niño que haga algo que los padres no hacen.
o   Lo perjudicial para el desarrollo del niño es establecer unos límites demasiado estrictos, fijar un número excesivo de normas o no poner ningún tipo de límites a su comportamiento.

DE LOS TRES A LOS SEIS AÑOS EL NIÑO APRENDE A OBEDECER
Muchos padres de niños de cinco años se quejan de que les dicen las cosas y no hacen caso. A esta edad la mejor forma de que aprendan es con hechos. Cuando se dice al niño que recoja los juguetes es preciso acompañarlo y enseñarle como llevarlo a cabo, pero cuidado, los padres no deben terminar por hacerlo ellos. Le acompañan y enseñan pero luego tienen que retirarse y dejar que sea él quien termine.

Otro error común es decirle “recoge, lávate las manos y siéntate a la mesa para cenar” demasiadas órdenes juntas a esta edad hay que presentarle las instrucciones de una en una y darle tiempo para que cumpla la primera antes de indicarle la segunda y no olvidemos la parte final, importantísima para el aprendizaje de los límites, reforzarle siempre que lo hago:” ¡qué bien has recogido los juguetes!”.

A medida que el niño va creciendo ha de incorporar nuevas responsabilidades cada vez más complejas puesto que va adquiriendo las habilidades necesarias para desempeñarlas.

PRUEBA A HACERLO TÚ

ANTES DE DAR UNA ORDEN

A la hora de recordar una norma será necesario dar una orden al niño.
- Debemos estar absolutamente seguros y convencidos de que el niño tiene que cumplir lo que le pedimos.
- Pensemos qué haremos en caso de que el pequeño no obedezca. Hay que estar convencidos de que, como ya le hemos advertido, cumpliremos las consecuencias sin titubeos.

LOS GESTOS DICEN MUCHO DE NUESTRA ACTITUD

Una vez explicada la norma, se traduce en órdenes. Para dar una orden de forma eficaz hay que transmitir seguridad, estar convencidos de que lo que pedimos debe cumplirse, porque de eso dependerá en gran medida que el niño nos obedezca o no.
Cuando hablamos de mantener una actitud firme y segura nos referimos no sólo a lo verbal  sino también a lo que transmitimos con el resto del cuerpo: gestos, tono de voz, posición del cuerpo. Los gestos tienen que ayudarnos a apoyar el mensaje verbal.

ENSAYOS ANTE EL ESPEJO

Estar convencido a veces no es suficiente. Lo mejor es ponerse delante del espejo y entrenarse. La imagen que nos devuelva podrá aportarnos muchos datos acerca de lo que debemos modificar.
Aquí van una serie de componentes de la comunicación no verbal que pueden resultar muy útiles:
-          Buscar el contacto visual antes de hablar; si el niño nos mira es más fácil que nos atienda.
-          Las manos se mueven más pero se miran menos que la cara. Debemos centrar la atención en los gestos de nuestro rostro.
-          Brazos en jarras y piernas semiabiertas ayudan a expresar determinación en lo que estamos pidiendo.
-          Un carraspeo consciente puede advertir al niño de nuestra diconformidad con lo que está haciendo sin necesidad de decírselo. Lo mismo ocurre si negamos con la cabeza.
-          Hay que respetar el especio personal del niño ( al menos medio metro) no debemos echarnos encima si no queremos parecer agresivos.

PARA QUE EL NIÑO ESCUCHE

No debemos gritarle desde la otra punta de la clase. Hay que acercarse a él, ponerse a su altura, echarse un poco hacia delante, utilizar el dedo para que fije la mirada y entonces contarle lo que tiene que hacer. Si no conseguimos que nos mire, podemos utilizar el espacio de los brazos para marcar un círculo imaginario entre él y nosotros,  agarrarle sin hacer fuerza pero con decisión, cogerle de la barbilla y girarle la cara hasta establecer contacto visual. En ese momento, y durante unos segundos, es seguro que estará atento a lo que decimos.

En cuanto a la voz, podemos grabarnos dando una orden y comprobar que:
-         El volumen sube un poco más del que utilizamos con normalidad, lo que no significa que gritemos.
-         Expresamos la orden hablando un poco más lentamente de lo normal. Eso tendrá más fuerza y el niño lo comprenderá mejor. Además, le transmite clama.
-         Somos claros, nos referimos sólo a la orden, olvidamos las coletillas, los rodeos o las justificaciones, somos concretos y vamos al grano.
-         No titubeamos.

    CÓMO DAR UNA ORDEN

o   Limitarnos a una solo instrucción.
o   Ser claros.
o   Marcar una pausa para ver si el niño nos ha entendido.
o   Repetir el mensaje si el niño no ha sabido hacer lo que le hemos pedido.
o   Hacer con él lo que le hemos pedido: podemos acompañarle e iniciar la acción con él, una vez que empiece a hacerlo nos retiramos para que continúe el solo.
o   Reforzarle cuando nos haga caso.
o   No iniciar otra actividad hasta que no se haya cumplido la orden.

NORMAS DE COMPORTAMIENTO PARA LOS PADRES Y PROFESORES

Los adultos deben comprometerse a no hacer uso de:
1.     Chantaje emocional.
2.     Amenazas.
3.     Negociación de las normas o justificación de nuestra actitud.
4.     Risas mientras damos una orden.
5.     Forcejeos y descalificaciones.

REACCIONES FRECUENTES CUANDO A LOS NIÑOS SE LES DICE QUE NO

Insultos y malas contestaciones:
Proponemos hacer lo siguiente:
-         No responder al niño con gritos e insultos.
-         Reflejar tranquilamente lo que está pasando.
-         Expresar en primera persona el enfado y decirle cómo hacerlo de otra manera.
-         Avisarle de lo que va a ocurrir ( ej. “cuando estés más tranquilo y me hables más bajito, te escucharé”)
-         Darle un tiempo de reflexión.
-         Retomar el contacto.
-         Reforzar
-         Y vuelta al principio: retomar la orden que se le dio al comienzo.



EL PAPEL DE LOS PADRES ANTE LOS PROBLEMAS DE CONDUCTA EN EL CONTEXTO FAMILIAR

Algunas pautas convenientes a trabajar desde el contexto familiar, con hijos adolescentes que presenten problemas de conducta, podrían ser:
-          Establecer acuerdos sobre pautas educativas desde el contexto familiar, con criterios educativos más claros y unificados por parte de los adultos que están con el chico/a. Los padres deben representar un frente unido, evitando actitudes de desautorización de las decisiones de uno de los padres, ya que así el hijo aprenderá a utilizar a uno u otro según su interés. Ser un frente unido.
-          Marcar unas normas de funcionamiento familiar bien definidas y explícitas. Estas normas han de hacer referencia a cuestiones muy concretas del día a día ( horarios, orden, responsabilidades compartidas, etc) y evitar definiciones de normas poco concretas. Ej: Norma bien definida: “ Debes llegar a casa antes de las 10 h”, “La mesa a la hora de comer la pone papá y tú la pones en la cena”, “pedir permiso para coger un objeto que es de otro”….. Norma mal definida “ En casa se cumplen los horarios” ( es demasiado general). Los padres pueden requerir de asesoramiento desde el departamento de Orientación en la formulación de unas normas básicas para la convivencia familiar, que posteriormente ellos trabajarán en casa. Deben tratarse de cuatro- cinco ( no más) normas básicas que se van a trabajar en familia. Una vez en casa, aquel que tenga un perfil más negociador o mediador ( el padre, la madre, un abuelo…) conjuntamente entre toda la familia hablarán sobre las normas y las irán recogiendo por escrito en una cartulina, indicando los compromisos que cada uno debe asumir. La lista se pegará a la vista ( por ejemplo, en la nevera, en un corcho a la entrada…) y se revisarán frecuentemente con el hijo/a desde una actitud positiva.
-          En el caso de los adolescentes, es conveniente hacerles partícipes de la definición de esas normas, de forma consensuada, de tal manera que le dejemos cierto márgen de negociación llegando a compromisos para su cumplimiento, respecto a cuestiones muy concretas ( horarios, tareas, etc). es decir que participe de la toma de decisiones, ya que el adolescente va a funcionar mejor desde una actitud democrática que estricta. La negociación sobre soluciones para lograr una buena convivencia parece fomentar en el adolescente la toma de conciencia sobre la responsabilidad.
-          Reforzarle explícitamente cuando cumpla con normas y compromisos. Hay que indicarle expresamente que estamos orgullosos, cuando es capaz de ser responsable, de contarnos algo o de cumplir con las normas y responsabilidades asignadas.
-          Establecer un ambiente sereno, relajante y cálido a la hora de comunicarse en el contexto familiar. Dedicar al día un tiempo para hablar con los hijos, haciéndolo desde un tono dialogante y dejando de lado el reproche sobre distintos aspectos del día a día. Con el tiempo ello permitirá que cada vez el hijo sea capaz de expresarse con mayor tranquilidad porque sabe que existe capacidad de escucha.
-          Asegurarnos de que los intercambios comunicativos con nuestro hijo son positivos y eficaces: debemos tener éxito en la comunicación que establezcamos, para ello escucharle sin más cuando nos comente algo referido a una preocupación o nos cuente algo que le ha sucedido, sin intervenir con reproches o comentarios.
-          No utilizar la crítica permanente, incluso cuando damos una recompensa. Ej de actitud crítica: Llega con las notas y ha conseguido un 5 en un exámen de una asignatura en la que antes suspendía, y le decimos “ has mejorado, pero ya podías haberlo hecho antes y además esa nota hay que mejorarla”. Este ejemplo, muestra una actitud de crítica o reproche poco conveniente a utilizar. Más bien hay que emplear un lenguaje que implique reconocer los esfuerzos realizados, ello animará al chico a seguir mejorando.
-          Reducir situaciones de conflicto y caos: Debemos actuar dando ejemplo.
-          Tener expectativas realistas: No esperar la perfección absoluta y que de repente saque notas perfectas y obedezca con una sonrisa, ya que si tenemos esta expectativa muy alta, es casi seguro que nos vamos a sentir decepcionados. Es más útil partir de la situación que tenemos e ir valorando positivamente al chico por los pequeños progresos, sin reproches constantes y animándole a mejorar.
-          Trabajar hábitos de responsabilidad. De poco sirve pedirle responsabilidad, por ejemplo con sus deberes, sino tiene asumidas responsabilidades más sencillas, como , recoger su cuarto, ducharse, colocar su ropa, etc.. Para trabajar estos hábitos podemos hacerlo con el sistema de normas y de compromisos.
-          Ayudar al chico a crear hábitos de estudio. Para ello todos los días a la misma hora aproximadamente debe dedicar un tiempo a las tareas escolares, en un lugar apropiado. Después de cumplir con este tiempo de tarea, ya podemos permitirle que dedique un tiempo a su actividad favorita, lo cuál además servirá para reforzar el compromiso adquirido por el chico respecto al estudio. Nunca hacerlo al revés, es decir, realizando su actividad favorita y luego tareas escolares. La idea es que él asume un compromiso para poder lograr una recompensa.
-          Proporcionarle un ambiente afectivo, en el cuál el chico desarrolle su autoestima, cuidando los mensajes que se dan desde el ámbito familiar. Combinar afecto con exigencia, no confundiendo que la exigencia está exenta de afecto.
-          Ayudarle a encarar los problemas y a encontrar una solución. Como primer paso para este fin, debemos conseguir un ambiente de confianza y relajado en la comunicación padres- hijos, ya que sino difícilmente el chico nos comentará sus problemas. Una vez que nos plantea una situación problema, ayudarle a plantear soluciones alternativas, valorarlas y ayudarle a elegir una respuesta.
-          Tener un horario diario es fundamental, organizando también actividades de aprovechamiento adecuado del tiempo de ocio y disfrute. Las actividades extraescolares de tipo deportivo, musicales, manualidades, etc ( según el interés de cada chico) les van a permitir desarrollar sus intereses y a la vez tener tiempos para relacionarse con chicos y chicas de su edad. Además en el caso de las actividades de tipo deportivo son útiles para descargar los niveles de tensión acumulados a lo largo del día.
-          Ante la falta de cumplimiento de una norma, darle advertencias y un margen de tiempo, manteniendo la calma.
-          Evitar gritar, ya que no es útil para controlar la conducta del chico/a. En la mayoría de los casos, lo único que se consigue es alteración y ello no va a implicar disciplina. Desde una actitud tranquila y dialogante vamos a conseguir mucho más. Recordar compromisos.
-          Si no se cumple una norma a pesar de haber intentado utilizar un tono dialogante, recordar las consecuencias del incumplimiento ( que también se habrán trabajado a la vez que las normas) y pueden consistir en la pérdida de algún privilegio. Ej: Si no cumple con el tiempo de estudio, pierde el rato posterior de ocio. No entrar en discusiones con él. Si intenta hacernos razonar sus demandas, no entrar al trapo.
-          Utilizar la recompensa ( centrarnos más en aquellos comportamiento positivos) más que el castigo. Se pueden establecer recompensas por cumplimiento de las normas a nivel semanal, permitiéndole si las cumple, pequeños refuerzos positivos, como hacer alguna actividad especial el fin de semana.
-          Si se utiliza el castigo, recordar que se deben cumplir siempre. No amenazar con algo que no se pueda cumplir.
-          Cuando se vaya a aplicar castigo, el mejor truco puede ser que en un momento de enfado, decirle al chico “ esto que has hecho no me ha gustado nada, vete a tu cuarto y después hablaremos del castigo”. De este modo dará tiempo a la calma y a recapacitar sobre el castigo más adeduado.
-          Esforzarse por ser consistente y persistente. Esto es especialmente importante ante situaciones en que el chico se enfurece, en estos momentos hay que ser consistentes a la hora de respaldarse entre los padres y ser firmes.
-          Cambiar las frases ‘tu’ por frases ‘yo’. Por ejemplo, ‘tu me enfadas’ por ‘me enfado por que no me gusta lo que haces’ ¿cómo podemos arreglar esto?

martes, 13 de diciembre de 2011

PARA PADRES Y MAESTROS: ESTIMULACIÓN DEL LENGUAJE ORAL

La adquisición del lenguaje es un proceso evolutivo que sigue su propio ritmo y curso. Estos no son iguales en todos los niños.
Que un niño/a pronuncie y articule bien los sonidos, depende, en gran medida, de que vosotros, como madre y padre o maestro/a ofrezcáis unos modelos correctos de pronunciación. En el control de la articulación interviene decisivamente el oído, la respiración, el soplo y la capacidad de movilidad de los órganos bucofonatorios (lengua, labios, paladar...).

A continuación presentamos una serie de orientaciones para la estimulación del lenguaje de vuestros hijos/as o alumnos/as.
  • Háblale despacio y de forma clara.
  • Háblale tan a menudo como sea posible.
  • Háblale correctamente y no imites su forma de hablar.
  • No le atosigues porque te parezca que va lento, cada cual tienen su ritmo de pronunciación.
  • Dale tiempo para que responda a tus preguntas. niño/a respete los turnos de comunicación.
  • Repítele todo las veces que lo necesite, pero siempre de forma natural.
  • No corrijas inmediatamente las producciones erróneas del niño, dale el modelo correcto. Utiliza esa palabra en una frase para que la escuche bien dicha. (Ejemplo: "el pero ladra" y se le dice "el perro que juega con ese niño ladra muy fuerte").
  • Adapta la longitud de tus enunciados a la capacidad del niño.
  • No reírse nunca de los errores fonológicos cometidos por el niño.
  • Hacer que se esfuerce por decirlo bien pero sin agobiarle.
  • Incluye en tus enunciados un mayor número de peticiones de información que de acción para estimular que el niño hable.
  • Intenta que tu hijo sienta que le comprendéis, haz esfuerzos por comprenderle y que el niño no se sienta frustrado.
  • Siempre que el niño inicie una conversación intenta que esta se mantenga el mayor tiempo posible.
  • Si le cuesta utilizar correctamente alguna de las partes de la oración o las construye mal, ofrécele el modelo correcto, pero tomando aquello que ha dicho y repitiéndoselo correctamente. (Ejemplo: "¿es su coche de su papa?". Si, es el coche de su papa
  • Valora sus manifestaciones y posibilítalas.
  • Refuerza su avance y dale el modelo adecuado para que los siga perfeccionando.
  • Contesta a las preguntas que supongan ampliación de conocimientos. Escúchale y anímale
  • Da "la vuelta" a sus preguntas animándole a pensar y a manifestar sus opiniones (Ejemplo: ¿por qué......? ¿A ti que te parece?).
  • Aprovecha las ocasiones en las que el niño disfruta contigo para hablar con él, juega con él, léele cuentos, dibuja...
  • Realiza actividades con el niño, sobre todo aquellas que estimulen el lenguaje espontáneo.
  • Elige una .actividad que al niño le resulte motivante y atractiva para que ésta provoque el lenguaje del niño.
  • Pídele que te explique las cosas que está viendo, el juego con el que está jugando,... con el fin de conseguir compartir cosas con él.
  • Después de hacer una actividad interesante para el niño, como viajes, cumpleaños, excursiones... comenta con él todo lo que ha ocurrido, háblale de ese acontecimiento, que te cuente lo que ha pasado...
  • Utiliza preguntas abiertas. Anímale a contestarte con algo más que si o no. Amplia sus mensaje.
  • Háblale de personas, hechos y lugares que estén presentes en el contexto en el que habitualmente se encuentra el niño. Situaciones de aquí y ahora.
  • Hacer collages con recortes de revistas e inventarse historias o cuentos.
  • Dramatización- expresión corporal de cuentos.
  • Trabajo con marionetas
  • Contar cosas de forma ordenada: que ha hecho antes y después, que hará enseguida, luego...
  • Ir explicando dónde se dejan las cosas, trabajando hábitos de orden.
  • Preguntarle a menudo por sus juegos y escuchar las explicaciones.
  • Jugar a adivinar objetos nombrando solo algunas características
  • Mirar con él cuentos y revistas y que diga los nombres de los objetos que aparecen en las imágenes.
  • Contarle cuentos haciéndole partícipe, pidiéndole ayuda en algún momento y haciéndole preguntas.
  • Hacerle preguntas sobre cosas que ocurren en su vida cotidiana para desarrollarle la capacidad de atención.
  • Enseñarle canciones, adivinanzas, refranes,...
  • Dile pequeñas frases para que las repita después.
  • Ver con él/ella un programa infantil de TV y preguntarle por el, sobre los personajes, como se llaman, que hacían...
  • Buscar diferencias entre los dibujos casi iguales.
  • Jugar al "Veo veo"
  • Saber su dirección completa.
  • Recordar nombre, apellidos, profesión de padres...
  • Juega con el niño a imitar sonidos del entorno, de animales o personas, enséñale de donde proceden y anímale a imitarlos.
  • Fomenta el juego imaginativo de tu hijo, que juegue a peinar muñecas, a conducir, a jugar en la granja,...
  • Juega con tu hijo a hacer movimientos con los labios, como hacer morritos, dar besitos, hacer pedorretas...; con la lengua, lamerse los labios, sacar la lengua fuera de la boca, subirla hasta la nariz...
  • El niño puede jugar a soplar molinillos de viento, hacer burbujas de jabón, soplar pitos, inflar globos...

lunes, 12 de diciembre de 2011

PARA PADRES: COMO HABLAR A LOS NIÑOS

A) Hablen al niño DESPACIO Y CLARO, sin precipitaciones ni nerviosismos.
B) Traten de hablarle siempre de FRENTE y a una distancia prudencialmente corta, 1/2 m de distancia
C) Siempre que se dirijan al niño traten de utilizar un vocabulario familiar, con PALABRAS CONOCIDAS por el niño, referidas a objetos y personas de su entorno cotidiano(casa, escuela, guardería, etc.).
D) HABLEN CON SU HIJO siempre que tenga ocasión; no escatimen esfuerzos. Aunque pueda parecer que el niño no está comprendiendo, es fundamental que le hablemos: al hacer la comida, en la compra, al salir a pasear…
E) No utilicen expresiones muy sofisticadas, rebuscadas, muy adultas etc. Traten de hablar de forma sencilla, con frases cotas y comprensibles para el niño.
F) Se trata de hablar CON el niño, no de hablar al niño solamente. Deben de participar ambos en el diálogo.
G) Denle a su hijo la oportunidad de expresarse, aunque no se le entienda mucho lo que dice, denle tiempo, escuchándole tranquilos, sin prisa, sin terminarle las frases, aunque se le repita con corrección alguna palabra que no haya sabido pronunciar. NO LE HAGAN REPETIR A NO SER QUE ESTÉN SEGUROS DE QUE SABE HACERLO BIEN. Tampoco le digan que habla mal, ni dejen que lo haga nadie de su entorno.
H) Narrarle o leerle cuentos infantiles es muy positivo.
I) Jugar a describir acciones representadas en láminas, nombrar objetos. Pedirle que narre acciones que aparecen en una lámina o fotografía de personas conocidas para él, evitando que únicamente nombre objetos.
J) Aprovechando su capacidad y deseo de hacer preguntas jugar a hacer preguntas.
K) Favorecer las situaciones de juego en las cuales el niño sea parte activa.
L) Hacer que el niño se familiarice con el ritmo de pequeñas canciones infantiles, que pueda también cantar.
M) ELIMINAR CONDUCTAS NEGATIVAS: La presencia de transtornos lingüisticos provoca normalmente reacciones de ansiedad que se traducen a veces en conductas de represión o de exigencia inadecuada que conviene evitar cuanto antes. Se trata de:
  • Eliminar riñas, comentarios despectivos o castigos, relacionados con el lenguaje
  • Controlar manifestaciones de ansiedad (tono de voz, suspiros...)
  • Eliminar correcciones explicitas excesivamente dirigistas.
  • Eliminar peticiones de lenguaje fuera de contexto.
  • Descubrir y valorar los avances y los aspectos positivos del niño.Enseñar a solucionar de forma positiva las situaciones de incomprensión lingüistica por parte del niño o de adultos.

PARA PADRES: AUTONOMÍA A LOS 4 AÑOS

Responsabilidad consigo mismo:
  • Vestido:  Puede vestirse y desvestirse con poca ayuda. Distingue el revés y el derecho de la ropa y puede abrocharse los botones.
  • Aseo: Controla esfínteres e insiste en ir solo al baño. Se lava y seca la cara y se cepilla los dientes.
  • Comida:  Come con autonomía y utilizar el tenedor y la cuchara.
  • Desplazamientos:  Puede controlarse y se detiene antes de cruzar, espera la indicación del adulto.
  • Sueño: Cumple los horarios de sueño aunque ofrece alguna resistencia.
Relación con los iguales:
  • Acepta turnos de juego aunque no siempre los respeta. 
  • Escenifica juegos en los que imita a la familia o escenas del colegio.
  • Suele inventar amigos imaginarios.
  • Se asocia a grupos reducidos para jugar y le gusta participar en los juegos cooperativos.
Responsabilidad en el contexto familiar: 
  • Comienza a comprender que hay normas y reglas para hacer las tareas de la casa.
  •  Es muy sensible a los refuerzos y alabanzas.
  • Ayuda al cuidado de animales domésticos.
  • Realiza recados fáciles. Pone la mesa correctamente
  • Le agrada tener alguna responsabilidad-

Responsabilidad en el contexto escolar:
  • Es muy sensible a la alabanza y espera la valoración de su trabajo.
  • Puede realizar recados dentro del colegio.
  • Puede llevar recados de la familia al colegio y viceversa.
Responsabilidad en el contexto social:
  • Se interesa por lo que está bien o mal.
  • Cuando hace algo mal es capaz de reconocerlo aunque no siempre.
  • Sabe lo que se puede comprar con una moneda.

PARA PADRES: LA AUTONOMÍA A LOS 3 AÑOS

Responsabilidad consigo mismo:
  • Vestido:  Se desviste solo y empieza a vestirse con ayuda. No diferencia cara y revés de las ropas.
  • Aseo: Es capaz y secar las manos. Acude solo al W.C. pero necesita ayuda.
  • Comida: Usa la cuchara y come solo sin derramar mucha comida.
Relación con los iguales:
  • Colabora en los juegos pero lo hace en paralelo, en grupos de dos o tres niños/as.
  • Puede esperar su turno de juego y participar cuando le toca.
Responsabilidad en el contexto familiar: 
  • Trata de agradar y pregunta: ¿Se hace así?... Puede aplazar sus decisiones si se le dan razones.
  • Obedece órdenes verbales.
  • Todavía persiste alguna crisis de oposición y negativismo.
  • En su vida necesita orden y rutinas.
Responsabilidad en el contexto escolar:
  • Obedece órdenes de la profesora. 
  • Se responsabiliza ocasionalmente de los juguetes y objetos que lleva de su casa al colegio.
  • Puede esperar su turno para que le atiendan o revisen sus trabajos.
Responsabilidad en el contexto social:
  • Imita a la persona adulta y colabora con ella.