Qué podemos hacer los padres y madres para ayudar al niño
> Ofrecer un modelo adecuado. Cuando los padres tienen hábitos de convivencia social, ofrecen manifestaciones de cortesía, de respeto,
comprensión, cooperación y solidaridad para con las personas con quienes conviven, constituyen verdaderos ejemplos, siendo muy provechoso, pues el niño se comporta tal como ve actuar a los demás.
ƒ Empezar dándole manifestaciones de afecto al niño: darle un beso cuando despierta, preguntarle cómo le va en el juego, o si le gusto el paseo que habéis dado,…
ƒ Utilizar expresiones adecuadas y amables con los niños, tales como: “hazme el favor”, “muchas gracias”, “si fueras tan amable”, etc., que facilitan la armonía familiar y lo educan en la gentileza y cortesía. La cortesía y, en general, los hábitos sociales, deben practicarse en todas partes, en todas las actividades en las que participe el niño.
ƒ Enseñarle a cuidar sus cosas y respetar las ajenas. Debe cuidar las pertenencias de sus hermanas, y en caso de necesitarlas, pedirlas, teniendo especial cuidado de no dañarlas y dar las gracias al devolvérselas.
> Modelado. El niño aprende una conducta determinada por observación de la conducta de su padre o su madre y de las consecuencias que se derivan de la misma, es decir, cualquier comportamiento que se pueda adquirir o modificar por medio de una experiencia directa es, en principio, susceptible de aprenderse o modificarse por la observación de la conducta de los demás y de las consecuencias que se derivan.
ƒ Enseñarle a observar la conducta que realice su padre o su madre y luego que él imite lo que hayáis hecho. Con esto conseguimos que adquiera nuevas conductas o fortalecer las que aún no tiene consolidadas o debilitar aquellas que queremos eliminar. Respecto a éstas el niño constata la carencia de consecuencias positivas o la contingencia de consecuencias negativas tras la realización de la conducta por parte del modelo.
> Valorar los aspectos positivos. Frecuentemente utilizamos la recriminación para corregir los excesos o déficit en habilidades sociales. Ej: ¡Eres muy malo!, ¡Pareces tonto, no sabes defenderte!,… Para que el niño consiga un comportamiento social adecuado, los adultos debemos cambiar esta actitud negativa por otra más positiva.
ƒ Valorar otras conductas alternativas que el niño realiza y que frecuentemente pasan desapercibidas.
ƒ Mantener una actitud positiva ante cualquier logro, por mínimo que parezca.
ƒ Permitir que el niño realice algunas conductas, aunque inicialmente no lo haga del todo bien.
> Proporcionarle ocasiones de habilidades sociales. Cuando ofrecemos al niño experiencias variadas que le posibiliten relacionarse en distintas situaciones sociales, estamos favoreciendo el ejercicio de habilidades sociales y su desarrollo.
ƒ Enseñarle el comportamiento que debe adoptar en los lugares públicos, como pueden ser: cafeterías, restaurantes, cines, iglesias, celebración de conmemoraciones, etc.
ƒ Enseñarle a cuidar la naturaleza, los animales y las plantas; a mantener limpios los lugares que se frecuentan o simplemente se transita por ellos: calles, parques, áreas verdes en general.
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